|
|
|
|
|
|
|
|
Construye gratis tu proyecto digital, aunque no sepas programar |
|
|
|
|
El mes pasado se cumplieron 30 años del nacimiento de la plataforma Java. El 23 de mayo de 1995 se lanzó la versión beta de su kit desarrollo y la Informática cambió para siempre.
Para comprender el impacto que supuso Java necesitamos conocer el contexto histórico en el que surgió. En 1995, apenas 40 millones de personas se conectaban a Internet, con una velocidad media de conexión de menos de 33.000 bits por segundo, entre 30.000 y 100.000 veces más lenta que el 5G de tu teléfono móvil.
Microsoft partía la pana. Aún faltaban 3 años para que se fundara Google y 9 para que naciera Facebook. El software se distribuía en CD-ROMs y se desarrollaba usando sistemas centralizados de control de versiones (Git no se lanzaría hasta 10 años más tarde) con metodologías más propias de la construcción, como waterfall (el Manifiesto Ágil se firmó 6 años después).
Pero, sobre todo, se programaba usando lenguajes mucho más próximos al hardware. Algunos eran populares en nichos específicos —como Pascal (educación), Perl (administración de sistemas) o Fortran (cálculos matemáticos)—, pero los más extendidos eran COBOL para el software corporativo y C o C++ para aplicaciones de gran consumo.
Sin embargo, C no estaba preparado para la explosión de la industria informática. Primero, requería muchas instrucciones incluso para realizar tareas sencillas y daba tanto control al programador para gestionar el hardware donde se ejecutaba su código (por ejemplo, de la memoria física donde se almacenaban los datos) que era relativamente fácil cagarla. Como resultado, el desarrollo de grandes proyectos de software era tedioso y agotador.
Segundo, y no menos importante, no era sencillo hacerlo portable, lo que significaba que el código compilado en una máquina no podía ejecutarse directamente en otra. Aunque para 1995 muchos proveedores de compiladores habían adoptado el estándar ISO de 1989, todos añadían extensiones únicas que hacían prácticamente imposible portar tu código a una nueva plataforma sin tener que adaptar cosas.
No fue una casualidad sino la respuesta a estos problemas que surgiera toda una nueva generación de lenguajes. Solo en el año 1995, aparecieron Ruby, PHP, JavaScript… y Java.
Java nace en el seno de la mítica Sun Microsystems —casi por casualidad— mientras James Gosling «limpiaba» C++, con la idea de crear no un lenguaje sino un entorno de desarrollo completo para los distintos decodificadores de televisión interactiva y otros potenciales electrodomésticos inteligentes, como neveras o lavadoras.
|
|
|
|
|
|
Java es C++ sin pistolas, palos ni cuchillos.
|
|
|
|
|
|
Para demostrar sus posibilidades, el equipo de desarrollo creó una demo interactiva en una especie de prototablet protagonizada por un simpático personaje animado al que llamaron Duke y que acabó convirtiéndose en la mascota de la plataforma.
Su eslogan era «Write once, run anywhere» y, para conseguirlo, contaba con lo que se considera una de las mayores cumbres que jamás haya alcanzado la ingeniería informática: la Java Virtual Machine o JVM.
Ahora podías desarrollar tu programa en tu propio ordenador, compilarlo a bytecode, un código binario intermedio que podía ejecutarse en cualquier JVM, en vez de código máquina (ceros y unos) específico para una arquitectura de hardware determinada.
Como debía abstraerse del hardware en el que se ejecutaría, el programador perdía el control de cómo interactuaba exactamente su código con el hierro, pero Java supo transformar una carencia en una ventaja ganadora.
Eximía al desarrollador de tener que gestionar la memoria manualmente, lo que simplificaba enormemente su trabajo. Java contaba el garbage collector, una utilidad que lo hacía de forma automática y con alta eficiencia.
A la hora de programar no debías presuponer la máquina dónde iba a ejecutarse tu código. Ese desacoplamiento del software con el hardware donde se ejecutaba hacía que el entorno de ejecución fuera especialmente seguro, por ejemplo, en la gestión de acceso a ficheros locales.
Y precisamente eso lo hizo perfecto para ejecutarse en navegadores y así dotar de funcionalidades interactivas a ese Internet primigenio y eminentemente estático. En menos de dos años, el uso de applets de Java para incluir animaciones, calculadoras, juegos o gráficas complejas en las webs se había convertido en algo generalizado. Pronto, también llegaría a los teléfonos móviles.
Ese mismo entorno controlado de ejecución lo hizo perfecto para el desarrollo de aplicaciones corporativas. Con la llegada de la versión 1.2 de Java en 1998, se empezó a distinguir entre distintas versiones de la plataforma. La Enterprise Edition tenía librerías y utilidades para crear software empresarial. Java había escapado del escritorio para conquistar definitivamente el servidor, pero no sería su único destino.
El software ha acabado comiéndose el mundo y conquistando entornos impensables hace 30 años, desde tostadoras a gafas. Nada de eso hubiera sido posible sin Java, pero tanto su historia como su inmenso legado —desde Android a Minecraft— es ampliamente conocido. Lo que quizás no lo sea tanto es mi historia con Java. La historia de muchos otros.
En el año 2000 yo deambulaba por la carrera de Derecho con la más absoluta mediocridad. No es que no se me diera bien, es que no me gustaba absolutamente NADA. Me costaba horrores concentrarme y ponerme a estudiar. Tanto, que llegué a pensar que no valía para los estudios.
|
|
Por aquel entonces, IBM y LaCaixa crearon el tristemente desaparecido CDTI, un centro de estudios para formar como programadores a chicos sin ningún conocimiento previo. Un precursor de lo que llegarían a ser nuestros bootcamps, pero con una ligera diferencia: el plan de estudios contaba con 1.500 horas entre clases y prácticas —150 créditos universitarios— comprimidos en apenas 9 meses. Como hacer la mili, vaya.
Siempre me había gustado la Informática y las pocas prácticas de programación que había hecho en el colegio me parecieron muy divertidas, pero descarté estudiarla en la Universidad porque daba por hecho que necesitaría un montón de matemáticas y yo ODIABA las matemáticas. Sobre todo, porque en bachillerato —cuando era un adolescente idiota, con las hormonas disparadas y ganas de demostrar lo rebelde que podía llegar a ser— mi profesora de mates era… mi madre.
A pesar de eso, decidí darme una última oportunidad para aprender a programar (bien) y ver si podía ganarme la vida con ello antes de resignarme a pasar el resto de mi vida trabajando en algo que no me gustaba.
El CDTI ofertaba dos únicos másteres: desarrollo de aplicaciones empresariales con COBOL y Java; y desarrollo de aplicaciones empresariales, web y móviles con Java. El primero prometía un trabajo seguro. El segundo, era una apuesta por una tecnología nueva. Decidí hacer all-in por Java y el resto es historia.
En aquel centro no aprendí una profesión, sino que encontré mi vocación. Me pasaba todo el día allí metido y, cuando volvía a casa por la noche, encendía el ordenador para seguir practicando. No me costaba nada estudiar, al contrario, me apasionaba. Me enamoré de la Informática hasta tal punto que me matriculé en la universidad de nuevo para seguir estudiando —pero esta vez Informática— mientras trabajaba.
Desde aquel entonces han pasado 25 años, toda una vida y una carrera profesional que he construido gracias a Java. No sé si todo habría sido diferente si mi puerta de entrada hubiera sido Visual Basic o PHP, pero sí sé reconocer lo que me aportó.
|
|
Java me ayudó a estructurar mi manera de pensar y me proporcionó una visión única de la Informática. Me dio trabajo y me abrió un mundo de oportunidades. Me ayudó a reconciliarme con las matemáticas. Pero, sobre todo, me hizo volver a creer en mi mismo.
Feliz aniversario, viejo amigo.
|
|
|
ΒΏTe gustarΓa construir tu side-project este verano pero no sabes programar?
Un side-project puede cambiarte la vida, pero no saber programar hace que muchos renunciΓ©is a hacer realidad vuestro sueño. Por suerte, ahora existen herramientas como Lovable, Bolt, Airtable, n8n o Make que hacen que sea MUCHO más fácil convertir nuestras ideas en realidad.
Y, por eso, los amigos de NocodeHackers quieren invitarte a un webinar gratuito en el que te contarán cómo puedes llegar a septiembre con tu side-project lanzado al mercado sin necesidad de que aprendas a programar.
Si tienes una idea, ya no tienes excusas tienes una excusa menos para ponerla en marcha. ¿Te apuntas? π
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Difunde esta #bonilista
|
|
|
Comparte el tweet clicando sobre Γ©l:
|
|
|
|
17020 suscriptores
han recibido esta Bonilista.
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Ilustraciones originales de Hugo Tobio,
tarugo y dibujolari profesional de Bilbao.
|
|
|
|
|
Β© 2011 β 2025
Bonillaware SLU,
Todos los derechos reservados.
|
|
|
Paseo de la Castellana 194,
CINK COWORKING β 28046 Madrid (SPAIN)
|
|
|
|
|
|