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El movimiento anti-SNARF está en contra de la (mala) práctica de copiar código de sitios como Stack Overflow o GitHub sin entender qué hace exactamente y menos aún cómo funciona.
El acrónimo viene de Stealing Not Actually Reading Fully o «robar sin leer de arriba a abajo» antes de incrustar ese código en nuestra aplicación sin asegurarnos de cómo va a funcionar y que no va a provocar ningún problema de seguridad.
El movimiento se circunscribe al código fuente, pero podríamos extenderlo a cualquier contenido —desde imágenes a hojas de cálculo— y, desde luego, adquiere una nueva dimensión con la irrupción de la IA.
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Esta semana, el CEO de una de las compañías más punteras del sector ha afirmado que, en 6 meses, el 90% del código será escrito por Inteligencia Artificial y en menos de un año será prácticamente la totalidad del mismo. Puede que tenga razón. Supongo que eso significa que, en seis meses, espera despedir a la mayoría de las PALADAS de desarrolladores que están contratando.
Los programadores más viejuners observamos este tipo de declaraciones con unas lentes de escepticismo, no porque no entendamos el impacto de la IA sino porque a principio de siglo ya escuchamos cómo las herramientas de MDA/UML nos iban a volver obsoletos y aquí estamos.
En realidad, el debate no es si la Inteligencia Artificial nos va a sustituir en seis meses o en seis años, sino si las empresas están dispuestas a perder el control de la tecnología que hace funcionar su negocio en el proceso.
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Es difícil imaginar qué implica exactamente eso de «perder el control» cuando no eres informático. Yo suelo poner un ejemplo tan banal como dramático.
Durante años, millones de personas hemos usado Bitly para acortar nuestros enlaces y hacerlos más «amigables»… solo para levantarnos un día con la noticia de que la empresa había decidido incrustar una publicidad intermedia antes de redirigir al destino original que habíamos configurado en miles de enlaces en nuestros blogs, webs, newsletters o publicaciones en redes sociales.
Hoy es el peaje de obligar a nuestra audiencia a pasar por un espacio publicitario intermedio que puede comprar nuestra competencia. Mañana, por quΓ© no redirigirla a cualquier otro destino.
Si perder el control sobre la gestión de algo tan trivial como un enlace puede causarnos tanto daño, imaginad lo que supone delegar la lógica de negocio de nuestras aplicaciones o de la información que manejan.
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Comparar el prompt engineering con «programar» es como comparar pedir a un chef que te haga un plato con «cocinar».
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Esa pérdida de control puede multiplicarse exponencialmente con la IA. Porque comparar el prompt engineering con «programar» es como comparar pedir a un chef que te haga un plato con «cocinar». Sabes lo que quieres, otra cosa es que eso es lo que obtengas y mucho menos que sepas exactamente cómo funciona.
Un buen ejemplo es el propio movimiento anti-SNARF porque, en realidad… no existe.
Le pedí a ChatGPT que me diera información sobre el movimiento que ha iniciado el CEO de Buzzfeed en contra del contenido SNARF (Stakes/Novelty/Anger/Retention/Fear que podríamos traducir como de falsa importancia, relativa novedad, polarizador y que retiene al usuario hasta el final por miedo a que se pierda algo) y me salió con eso de «Stealing Not Actually Reading Fully».
Cuando le pedí que me diera las fuentes de dónde había sacado ese concepto me contesto que, en realidad, no podía proporcionarme ninguna.
Un programador puede entender que no deja de ser una curiosa alucinación del loro estocástico que es la IA, pero ¿cómo lo percibirán Ramírez de Contabilidad, el propietario del taller de la esquina o mi madre?
¿Es ese el futuro que persiguen los que afirman que la IA no ayudará a los programadores, sino que los sustituirá por completo? ¿Un futuro donde solo las grandes empresas que puedan permitirse pagar a los pocos programadores que queden o que puedan construir y alimentar su propia red neuronal tendrán verdadero control sobre la tecnología que utilizan?
Un futuro donde la inmensa mayoría de la población no tenga ningún control sobre el software que usa es un futuro que no me gusta. El movimiento anti-SNARF no existe, pero a lo mejor deberíamos crearlo.
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